Hace muchos años hice un viaje con mi pareja a Real de Catorce.
Subiendo la colina, había una una carretera con solo un carril y él comenzó acelerar.
Yo no sabiendo qué le estaba pasando le dije que parara,
y antes de pasar por el túnel que está para cruzar hacia la alde, el empezó a hablar cosas muy raras.
Finalmente nos volvimos a subir al coche y nos cruzamos el túnel el pasar el túnel,
yo empecé ver qué estaba diciendo no con una mano,
y sin saber por qué yo sabía que estaba teniendo una convulsion, así que logré parar el auto poner freno de mano.
Por primera vez que pareja tenía convulsiones, o sea, entonces me dio mucho miedo.
Me lo llevé a la cabaña donde nos estábamos quedando,
ahí le dio una comisión aún mucho más fuerte en donde todos los signos vitales le pararon y dejó de respirar.
La piel se le puso primero morada y luego negra, las venas de los ojos se la reventaron, (noise)
y cuando se despertó, no se había dado cuenta de que todo estaban y qué estaba pasando.
Así que decidí que no me iba a quedar ahí con él sola, y solo me volví a la clínica del pueblo.
Ahí nos asignaron una ambulancia y no llevaron al hospital más cercano.
Ese hospital estaba a 4 horas, entonces 4 horas de bajada de montaña.
Ahí le dio otra convulsión.
Después de esa experiencia desarrollé un trastorno postraumático
y cada vez que dormía por casi 2 años soñaba que se ahogaba y soñaba que se asfixiaba en mis brazos.
Después, yo no podía ni siquiera acercarme a él porque me daba terror, y después también ya no quería dormir porque siempre soñaba lo mismo
Teuve que ir a un térpreta para tener una terapia que me ayudara a dormir de nuevo. y en esa terapia me dijeron que yo podía controlar mis sueños.
Al principio al controlarlos, podía abrir los ojos y parar el sueño, pero tenía el cuerpo paralizado y entonces me daba todavía más angustia al despertar.
Porque no podía moverme.
Con el tiempo, el terapeuta me dijo que también podía quizá poner un espejo para darme cuenta cuando abriera los ojos, en vez de terminar el sueño justo cuando él se asfixiaba y veía su cara morada, de abrir los ojos y aunque no pudiera mover al menos vería mi cara y saber que ya estaba despierta y que eso era la realidad.
Entonces empecé a dormir con espejos alrededor de mi cama para que cuando volteara si me podía despertar, supiera yo que estaba despierta y no soñado.
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